miércoles, junio 29, 2005 

Casi... casi

En el a veces cuadrático y a veces de n dimensiones mundo de las matemáticas hay muchos conceptos que de tan lúdicos, parecen mandados hacer para aplicaciones de definición, no se como decirlo, existencial, etimológico, que se yo.

Las funciones son aquellas formulitas a las que les metemos valores y van formando una estela infinita de puntos, cual constelación y de formas muy especificas, ade ahí las famosas elipses, rectas, parábolas, hipérbolas,y seguro que por ahí habrá alguna hipermegarrecontranonplusultrábola, etc; que arrojan datos tan laberínticos: que si pendiente, que el punto de intersección, distancia focal, origen, o la puta que parió la recta tangente, en fin. Las funciones, para serlo deben cumplir cierta características que no discutire ahora porque me da güeva, ahora, hay una en especial que es la que ahora me ocupa: la asíntota.

Entre las miles de formas que pueden tener las funciones hay algunas que no son continuas, es decir, como culebrita, hay algunas que están mochas, con huecos, que “brincan”, hay un tipo en el que entra en escena el tema de hoy, un tipo de función que hay un punto al que por mas que le aumentamos valores no alcanza jamás cierto “lugar”
Como me da flojera borrar, solo aclaro, la asíntota no es una función, es una recta vertical horizontal u oblicua a la cual la función se aproxima indefinidamente cuando x ó y tienden a infinito, hablando en cristiano, mientras mas grandes son los valores de estas letras, menos tocan esa recta, por así decirlo. Así por ejemplo, mientras mas números le echemos no va a tener un incremento sensible, podremos llegar a 9.0, chido, ¿no? Y aumentándole le subiremos a 9.01, mas adelante y 400 millones mas ya irá en 9.0125425863, y le podemos aumentar valores hasta que nos gane la osteoporosis, faltaba mas, pero no tocaremos el 9.2 por ejemplo, de ahí viene la anticatarsis, acercarnos de a pasitos por siempre a lo que jamás se llega.

Divagué unos días sobre de donde jodidos salieron las matemáticas y mi conclusión fue devastadora: de la naturaleza, desde el ejemplo mas sencillo de sumar 1 + 1 cocos, hasta aplicar la mecánica de suelos para que no s nos venga encima la Capilla Sixtina a media ostia (¡joder!).

No lo niego, mil veces he querido abandonar el aula y salir y mentarle su madre a grito abierto a los malparidos de los Bernoulli, a Dirac, La Place, Einstein (¿por qué no?), Baldor y hasta Rachmaninoff ya entrado en gastos porque como tiene un nombre mas largo, mas grito y mas me desahogo (¡Rachmaninooooooooooooooooooooooooooooooof hijo de puuuuuuuuuuuta!)

No es de extrañarnos pues que conceptos tan abstractos para cálculos puedan tener una coincidencia(?) en el mundo de las ideas menos dimensiónales, después de todo, es conocimiento que debe tener un mismo origen cuyas raíces nos quedan lejísimos en comprensión, figúrense, si es hora que para x cuadrada + y cuadrada = z cuadrada, no se ha podido demostrar mas un resultado posible y coherente, ¿que podemos esperar de poderle hallar un vinculo factible con el lado humano?

Así pues, todos hemos tenido en la vida cotidiana una situación que se antoja perfectamente identificable y cuantificable, y claro, de resultado predecible y trágico, ese Eden de perpetuo inalcanzable, la escapatoria con pasillo al infinito, el amor trágico que solo regresa para salpicarnos de tragedia inagotable. Así pues, podemos verle un sentido/analogia a la vida en las matemáticas, solo con un poco de imaginación y cuatrocientas toneladas de paciencia.

Asíntota: casi...casi...nunca.

jueves, junio 16, 2005 

Sin titulo (ni comentarios)

Por eso somos humanos, tan pendejos para seguir lo inalcanzable.

 

...

El cuerpo humano encierra muchos milagros

 

Alcohol in, brain dying.

jueves, junio 02, 2005 

1

Pienso que cuando te enamoras siempre es la primera vez.

Todas la primeras veces emparentan en intensidad y nervio.

Todo evento de carácter propedéutico-inédito conlleva una taquicardia intrínseca.